Crónicas de Muñozo: Mamá Licha, una mujer luminosa
“Las manos de mi madre
saben que ocurre
por las mañanas
cuando amasa la vida
hornos de barro
pan de esperanza”.
(Peteco caravajal/Mercedes Sosa).
ALICIA REYES GONZALEZ, UNA MUJER LUMINOSA.

Cuando me senté a conversar con esta MUJER LUMINOSA, la Sra. Alicia Reyes González, para sus hijos de prestado, “Mama Licha”, me fue inevitable buscar en el recuerdo a otra mujer luminosa, mi tía, Guillermina Castro Ferrufino, ya que en algo se parecían, aparte de ser luminosas, fueron a su modo dos “guardadoras” de niños.. Una en Barrancas, en el sector ponente de Santiago, y la otra acá, en la Casa Verde Agua del Sector Línea en Panguipulli Alto.
Mi tía, en un momento difícil de la vida, guardó (cuidó, apoyo, guio) a uno de mis hermanos por un tiempo, y a mí me recibía siempre en su casa en la calle Las Siempre Vivas con San Francisco en Cerro Navia.´ Cuando llegaba en silencio a su casa, siempre llena de gente me preguntaba:
«¿Almorzó mijito?» …
Yo aparecía como que no quiere la cosa, muerto de hambre y me quedaba callado y mágicamente aparecía en la mesa de mantel de nylon floreado, el plato de sopa de cabellos de ángel, de esos largos, de sopa ardiente, en pleno verano, con 35 tórridos grados de verano, en Barrancas, que conocimos a través de las canciones de Víctor Jara (y que en dictadura se le cambió al horroroso nombre de Cerro Navia). No acababa de terminar a sorbetes la sopa más rica que he de beber, y ya estaba el segundo plato servido, un plato gigante de Puré de papas con un bistec, jugoso, salado y que mis entrañas agradecían. No faltaba la bebida cola, helada, chispeante. Después de almuerzo, sin que ella se diera salía a hurtadillas de la casa para perderme en las calles de la periferia de Santiago. Salía como a dar una vuelta, pero en realidad me escapaba y como que me daba vergüenza decirle «Gracias». Y así desaparecía meses. Pero yo sé que ella entendía. Ella sabía que yo era de la calle, del mundo.

Guillermina Castro Ferrufino había nacido una noche de invierno, en soledad, esa soledad que la terminó cercando. En las conversaciones ya de adolescente con ella, me contó que había nacido en el norte de Chile, y que de chica había vivido sola, de casa en casa, con tu hermana, porque habían quedado huérfanas. (eso explicaba muchas cosas). Y tal ves por eso quiso tener una familia numerosa. En su casa cabían todos. Había conocido el hambre. Por eso no me decía nada, solo me servían un plato de comida. Siempre tuvo miedo a la soledad, y en cierto momento estuvo más sola que nunca. Y ahí llegaba yo de vez en cuando, tomábamos tecito con pan con «chancho» y ají verde. No quería estar sola y como que agradecía que yo llegara para hablar un rato. Siempre me quiso y siempre estuvo atenta a mis avances, mis luchas, eran mis utopías, eran mis revoluciones.
Cuando me auto exilié en Buenos Aires, lo sentiste. No nos despedimos, solo desaparecí. Cuando regresé estaba contenta, ella sabía que estaría bien, que siempre me las arreglaría para estar bien, y cuando entré a la Universidad, se puso a llorar, orgullosa, porque esos platos de comida fueron parte de ese triunfo a la adversidad.
Una de las imágenes latentes que tengo de su humanidad, es que estás sentada, en el baño, y entre las piernas abiertas, con una sierra cortando una roca de «PIURE», tan gigante era que alcanzaba para un ejército de bocas. Era algo desconocido para mí. Por eso cuando ando en cualquier m parte de Chile, en la costa, me compro una bolsita y me los como así, con los dedos, cosa que me chorree por los brazos. Otra imagen que tengo de ella, son los veranos, donde me daba tecito con tomate con ají verde, y luego salía a una polvareda a jugar a la pelota hasta que no había nadie más en la calle. Otra imagen inevitable, es esas tardes de invierno extraordinarias donde en el Canal 7 daban partidos de futbol donde jugaba Colo Colo con la Unión Española, y tú lo amenizabas con unas sopaipillas pasadas. Todo era comer y reír, aunque a veces estaba triste.
Con ella, contigo conocí Cartagena. Salíamos a las cuatro de la madrugada, y a las siete de la mañana ya estábamos en la playa jugando con mis primos mayores. Mi tía se preocupaba siempre de alimentarnos, y ahí aparecían las marraquetas con mortadela y tomate con ají verde.
Nos tomábamos fotografías, pero no tengo ninguna de esas fotos donde dejamos testimonio. Se fue envejeciendo y la soledad comenzó a ser la mejor amiga. Nunca supe cual eran sus expectativas en la vida, que quería para sus hijos, solo los años me han enseñado que lo único que querías es que todos y fueran felices y que la comida siempre lo primero y principal. Esta mujer luminosa sabía que
yo era feliz en la calle, caminando que es lo que mejor hago en la vida.
Estoy contigo cuando escuche a Nino Bravo, a Camilo Sesto, a Cecilia , a Leo Dan.
Todo esto representó “la tía Guillermina”.
Es por eso cuando comencé a conocer la vida y obra de otra MUJER LUMINOSA, se me vino a la mente que los niños y niñas que han pasado por su vida, harán cuando adultos, el recuento que yo hago, hablando de Mama Licha con cariño, amor, nostalgia y gratitud.
MAMA LICHA, UNA MUJER FUNDAMENTAL
Si hay algo que tengo plena conciencia es la fuerza ejercida por las mujeres en la historia. Han sido in/visibilizadas por los hombres, que no han querido entender que un ser que es capaz de parir, es un ser con poder. No solo eso, si no fuese por ellas, nada habría sido posible, y hablo de las cosas buenas, porque en general, las cosas negativas y que nos han destruido como sociedad vienen del sexo opuesto a ellas.
MAMA LICHA, más conocida como Alicia Reyes González, nacida y criada en Panguipulli, tiene una familia extensa. Cuatro hijos propios y muchos por adopción Es una mujer de rigor. Franca, directa y con un amor por el ser humano solo comparable al amor por todo ser viviente. En la calle no la podríamos distinguir de nadie en particular. Es alta, enjuta, con los años en la piel. Su rostro siempre a la vista. Mirada franca. La vida no ha sido fácil y aun así ostenta sus cuatro hijos. Carlos Moisés Silva Reyes, Rodrigo Alejandro Silva Reyes, Hugo Humberto Fuentes Reyes y la única mujer, (y adelantada) Claudia Ester Fuentes Reyes.
Su padre fue Don Carlos Reyes, Gasfíter y herrero, que habitualmente la Sra. Alicia, desde niña lo veía a diario trabajar los fierros en la fragua.
Su madre fue la Sra. Laura Rosa González Neira, nacida en Punta Arenas.
MADRE DE TIEMPO COMPLETO

MAMA LICHA no siempre fue llamada así. Ni siquiera por sus hijos. Fueron los hijos “transitorios” los que conforme iban pasando por su vida, con sus voces pequeñitas fueron dando vida a un nombre que en la vida recordaran hasta su propia muerte. Estos niños que esta mujer de corazón gigante ha criado, y que cuando se van de su lado dejan sin quererlo un vacío solo semejante a la vastedad del universo. Ella tiene fe y eso le ayuda a que no se le parta el corazón a cada pérdida.
Un día se le dio la oportunidad de ser madre a tiempo completo y no lo pensó dos veces. Sus hijos por condición natural y la “ley de la vida”, fueron creciendo y haciendo sus vidas, y fue quedando sola y en silencio, solo con su última hija, Claudia Fuentes Reyes, y que no pasaría mucho tiempo para que también emprendiera el vuelo. Pero una mujer de trabajo no puede quedar desocupada. Sus hijos siempre lo serían, pero vinieron otros hijos, más necesitados que los propios. Esos niños que necesitan amor, protección y apoyo.
Un día se enteró de un proyecto llamado “Familias de Acogidas” y le interesó. Postuló y asó todos los filtros y logró que su casa nuevamente tuviera niños y niñas corriendo por los rincones de su casa humilde pero digna. Así, una de las tantas niñas que llegaron a recibir amor y atención fue Dany, de cuatro meses, que le robo el corazón y cabio su vida para siempre. La pequeña llegó a los brazos de MAMA LICHA a los cuatro meses de nacida, sin saber que esta mujer volcaría su vida a cuidar y velar su sueño, así como también de otros niños que llegaban un día, sin saber cuándo abandonarían esas paredes de madera de la casa verde.
Cuando se inició en el proyecto, esta estaba ubicado en lo que conocimos como SENAME PANGUIPULLI, el cual era Dirigido en su momento por la Asistente Social, Sra. Cristina Miranda, con la que se relacionó varios años y donde tomo conciencia de la vulneración a la que son expuestos los niños y niñas de Panguipulli así como de otros puntos del país.
Le pregunto, Sra. Alicia, ¿Cuántos niños y niñas han pasado por sus brazos? Ella hizo memoria, y los fue describiendo uno a uno y nos detalla lo mejor de cada uno. Entre ellos: (por razones obvias no daremos sus apellidos) María y Laura: ( 2010 al 2012), Tatiana (2011 al 2015). Violeta: (2015 al 2016). Javiera: (2013 al 2019). Ignacio: (2016-2017). También estuvo Soledad, madre de Violeta, además de Katy y Javiera. Danilo: de 2 años. Se fue a los cuatro años. Joselinne y su hija Paulina: Seis meses.
Un lugar especial lo tiene Gabriela Kimberly, una niña preciosa que lo único que quiere en la vida es ser feliz. Ella es la única que hoy esta con Mama Licha, y es una más de la familia. Si dependiera de ella, Kimberlý estuviera toda su vida a su lado.
Todos estos niños pasaron días felices y seguros junto a esta MADRE LUMINOSA, que a más de uno le ha salvado la vida, ya que provenían de historias de abusos y sufrimientos. En este difícil transe, no hay quien les saque palabras, nos comenta triste, pero con el tiempo comienza a contar las increíbles circunstancias en las que crecieron. Para ellos, al legar al hogar de su madre ADOPTIVA, encuentran seguridad, apoyo, amor, ternura y confianza, una cama limpia, alguien que se preocupe por su salud, educación, de las emociones. Ya pueden jugar tranquilos, sin miedo. Aunque su paso es transitorio por las manos de Mama Licha, ella sufre al saber que desde que se van al mundo, ya no depende de ella la vida de esos seres que le llevaron un trozo de su vida. Mamá Licha dice “Lo ideal es que los niños se vayan después de los 18 años, pero no es algo que dependa de uno”. Cuando se van queda un vacío que no se llena con nada. El compromiso de esta mujer con estos niños y niñas es increíble. No ha hecho diferencia entre los hijos que parió y los que el destino puso en sus manos. El año 2018, cumplió diez años (en el programa) y fue reconocida por su trayectoria como Guardadora.
FAE PRO PANGUIPULLI, UNA OPRTUNIDAD PARA LA VIDA.

El programa Familias de Acogida Especializada FAE PRO Panguipulli, es una institución dependiente de la O.N.G. COINCIDE y el SENAME, si bien, se encuentra emplazado en la comuna de Panguipulli, pero cuenta con cobertura regional por tanto se atienden niños, niñas y adolescentes de varias partes de la región, entre ellos: Mariquina, Futrono, Valdivia, Panguipulli, Lanco, Malalhue.
En este trabajo arduo, Mama Licha, así como otras “guardadoras” se sienten apoyadas por el equipo que acompaña a la Directora de FAE Pro Panguipulli,
Esta institución/proyecto busca brindar asistencia y protección a quienes se encuentran privados de cuidados parentales y que, producto de la vulneración de sus derechos, se ha considerado judicialmente apropiado separarlos temporalmente de su grupo familiar de origen e integrarlos a otro alternativo, mientras se realizan las acciones para restablecer su derecho a vivir con el primero. Su objetivo es brindar protección, afecto y atención especializada para reparar el daño de los niños y niñas de 0 a 6 años, y de sus hermanos, que por decisión judicial hayan sido removidos de su familia de origen debido a que sufrieron vulneraciones como abandono, violencia sexual u otras formas de maltrato físico y/o psicológico. A diferencia de la adopción, se les reubica transitoriamente en un entorno familiar alternativo que garantice su protección, mientras se restablece su derecho a vivir en una familia definitiva.
Las familias de acogida resguardan, particularmente en bebés y niñas o niños pequeños, las necesidades emocionales de cariño y sentimientos de apego, fundamentales para un desarrollo sano.
El niño o niña continúa viviendo dentro una familia y desarrolla un mayor sentido de pertenencia, satisfaciendo sus necesidades básicas y el derecho a vivir, descansar y jugar, en un ambiente sano y feliz.
PALABRAS FINALES.
Hacer esta crónica no ha sido fácil, la teníamos postergada desde el año pasado, y abordar la vida y obra de una mujer extraordinaria como la Sra. Alicia, que aporta con amor y dedicación a niños y niñas que lo necesitan más que nadie en el mundo fue todo un acierto, y además nos ha permitido dar a conocer su aporte a este mundo que sufre de apatía por lo que le sucede al otro y que solo importa la imagen. Creo que nos quedamos o nos quedaremos cortos siempre que hablemos de lo que significa entrar en la vida de seres que están al margen de todo y sin el privilegio de un hogar y una figura que vele su sueño y los marque a fuego con la buena estrella en su frente y que ilumina su camino hasta cuando los niños y niñas, un poco más felices e íntegros, abandonan el espacio que han compartido con su mamá de prestado.
GRACIAS MAMA LICHA.
Panguipulli Alto, sector línea férrea. 13 enero 2020.
MUÑOZO.

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