Crónicas de Muñozo: Alexis, y los caballos. Un sueño cumplido

Crónicas de Muñozo.- Lo más cercano que he estado a los caballos es en cuatro momentos de mi vida. El primero fue por los años 2003 y 2008, cuando con veinticinco años conocí a Laura Ledesma, y fuimos pareja unos años, y su padre, don Gabriel Ledesma, gran “desabollador”, tanguero y conocedor del mundo de la hípica, ya que de niño vivió en los suburbios de la Estación Central, cerca del Barrio Chino y el Hogar de Cristo. De seguro que en algún momento se le cruzó el Padre Hurtado con la camioneta verde.

De niño iba con su padre al Club Hípico y conoció toda la nomenclatura y las triquiñuelas para apostar y ganar. No necesitaba jugar a los caballos para vivir, ya que su taller le daba para vivir dignamente, y hasta alcanzaba para dar trabajo a otros. Pero la pasión lo es todo, y él había crecido viendo a los caballos correr. De lo que ganaba semanal en su taller, sacaba “una alita” del sueldo, y el resto lo colocaba en un sobre celeste con ribetes rojos y azules, y se lo entregaba religiosamente a su esposa, la Sra. Rosa. A veces ganaba, otras veces perdía como es la norma en las apuestas. Lo que ganaba lo invertía en su casa. Era algo increíble. No era la norma. A veces llegaba contento de noche mientras la Sra. Rosa y sus hijos dormían y le daba la buena nueva a su esposa: “Rosa, gané», le decía muerto de risa. Dime; ¿qué quieres cambiar de la casa?”. Era la señal que le había pegado un garrotazo al gato. De un día para otro hacia una cocina nueva, o ampliaba los cuartos para sus hijos. Obviamente, del premio, sacaba “otra alita” para seguir apostando. Nunca volví a ver a alguien tan ordenado con el dinero y querendón de su familia.

El segundo momento, fue cuando me enteré del repentino fallecimiento de uno de mis innumerables primos, ligados a la inmensa familia Muñoz, en este caso de la subfamilia Gatica Muñoz, que vivieron parte de su vida en la Villa Francia, donde también viví un año, 1986, el año de la furia, en una mediagua detrás de su casa, con la compañía de mi primo, donde casi morimos en un incendio, porque nos calefaccionábamos con un anafe eléctrico y una noche se recalentó, y donde sucumbió al fuego mi primer gamulán, y por lo demás mi regalón.

Luego del duro invierno de ese año, me fui a vivir solo en un cuarto en la intersección de las calles Yelcho con Quemchi, donde mi primo me iba a visitar con otro de mis primos, Patricio Díaz Muñoz, y me contaron que al igual que don Gabriel Ledezma, mi tío y mi primo eran un duchos de la hípica. Ambos fallecidos, sabían todo sobre los caballos. Mi primo se llamaba Andrés Gatica Muñoz y mi tío se llamaba Jorge Gatica. Ambos, al igual que don Gabriel Ledesma, eran desabolladores y amantes de las carreras de caballos. Mi tío comenzó a ir a la hípica ya entrado en años, a los 46 años y llevaba a su hijo Andrés, que tenía como 13 años, para que le hiciera compañía. Los dos se hicieron uno. Partían en la tarde, después del trabajo al Teletrak más cercano y perdían más que ganaban. Y como es la vida de repetitiva, que coincidió que al igual que don Gabriel, ganó en una oportunidad un premio gigante, y no lo pensó dos veces, compró todo nuevo para la casa, y procedió a repartir el resto del dinero entre todos sus hijos para que se compraran ropa. Ese año, 1984, el año de la pobreza, los pobres de Chile se morían de hambre, y nadie se compraba ropa, a excepción claro está, las clases acomodadas. 

En el Terremoto que asoló a Santiago y otras regiones el domingo 03 de marzo del año 1985 los pilló a ambos en el Club Hípico de Santiago y fue tan furiosa la estampida de la gente, aterrorizada de morir aplastados, que se perdieron el uno al otro y costó un mundo para regresaran a casa a pie, cada uno por su lado. Como no podía ser de otra manera, Jorge Gatica de segundo apellido Cantó, falleció de un infarto en el Teletrak de Alameda con Toro Mazote, Barrio Pila del Ganso, solo a unas cuadras del Terminal de Buses Santiago, apostando a sus caballos favoritos.

El tercer momento de contacto con el mundo de los caballos fue cuando fui invitado a la clausura de un proyecto postulado, al Fondo de Fortalecimiento de las Organizaciones de Interés Público, por la Escuela Rural Huellahue de Panguipulli, postulado través del Centro de Padres y la extraordinaria Directora de la Escuela Rural Huellahue, en su momento, la Sra. Rosa Palominos, hoy Directora del Liceo Bicentenario de Excelencia Altamira y que consistió en un Taller de Hipoterapia, donde varios estudiantes semanalmente asistían al Club Ecuestre Kawelmapu de Panguipulli, quienes apoyan en este trabajo a estudiantes con necesidades educativas especiales dicho establecimiento. Eran  niños y niñas que presentan diagnósticos clínicos de síndrome de Down, autismo, polineuropatía sensitivo­motora y discapacidad intelectual. En los Ponys (equinos) Gaspar y el Spirit y la instructora ecuestre, Nora Pascal, fueron parte del desarrollo motriz y muscular. Pero no todo quedó ahí, ya que se invitó a participar a la Escuela Particular Subvencionada Padre Carlos de Malalhue, generando un vínculo en torno a estos niños.

ALEXIS BECERRA BURGOS, LA FUERZA DE UN CABALLO. DE NELTUME A LA CANDELARIA.

A Alexis Jesús Becerra Burgos desde pequeño le gustaron los caballos, mas nunca pensó que el amor inculcado por su abuelo por estos nobles animales, y que muchas veces nos enseñan a los humanos, le daría tantas alegrías. Hoy es un joven de 26 años, orgulloso y feliz de hacer feliz a su familia de cuna.

Como todos los jóvenes, solo contaba para su vida con la formación familiar y la académica recibida de distintos establecimientos educacionales, que es el precio de ser hijo de padres profesores de escuelas rurales, que en la vida profesional, sus vidas transcurren de escuela en escuela, debiendo vivir en más de una localidad, dejando la vida en la enseñanza de niños y niñas y apoyando a las comunidades donde se insertan laboralmente. Por el trabajo de sus padres, ambos profesores, le tocó vivir junto a su hermano Nemorino Becerra Burgos, en Riohueico, Los Ñadis, Neltume y Panguipulli.

En Riohueico estudio de 1° a 6° básico, en Neltume 7° y 8°, y la enseñanza media en Panguipulli, donde estudió Técnico en Turismo en el Liceo Fernando Santiván. Al cumplir la mayoría de edad ya había incursionado en el trabajo con caballos, mas Neltume le estaba quedando estrecho y sin muchas opciones laborales. Así es que de un día para otro maduró, y tiene una hija preciosa, Maite Becerra. Pensando en su futuro tomó la decisión y no esperó mucho para sacar un pasaje de bus y emigrar de la cordillera de Panguipulli. Al llegar a Santiago se dio a la tarea azarosa de golpear puertas y ofrecer sus servicios. Para eso hay que tener una tenacidad a toda prueba y la suficiente resiliencia para sobreponerse a la adversidad y el fracaso. Alexis Becerra Burgos no estaba dispuesto a regresar sobre sus pasos.

LA CANDELARIA

El Club que lo acogió y creyó en él fue el Club La Candelaria, donde hoy es Preparador de Caballos de Alto Estándar. Desde Neltume salió sin mirar atrás hace ya casi dos años. Fue diligente, meticuloso, responsable en su trabajo, lo que a la larga, como en toda disciplina, profesión u oficio te hace destacar. Ya a los meses se pudo posicionar entre  los mejores preparadores de caballos del circuito en la Federación Ecuestre de Chile.

Su trabajo consiste en que los caballos deben lucir impecables, para lo cual sus instalaciones deben ser ordenadas, con camas acordes a su importancia. «A veces los caballos se fracturan y debo trabajarlos en la cuerda de Troya, para que vayan sanando», nos dice Alexis, describiendo su trabajo, «y enseñarles a saltar». No cualquiera se acerca a los caballos, continua, ya que ellos tienen una sensibilidad especial. «Estoy orgulloso de trabajar con el mejor Jinete de Chile y ser su “ordenanza”. Ese jinete se llama IGNACIO MONTECINOS y a la fecha se encuentra en Perú en los Juegos Panamericanos, representando a Chile en equitación».

El trabajo meticuloso de Alexis Becerra Burgos trajo consigo variados premios en el Torneo Nacional de Caballos Jóvenes (hasta cinco años) realizado en la Ciudad Capital Santiago Peperchase, en la Comuna de Huechuraba, con una medalla al Primer Lugar en “ordenanza”, mejor preparador y mejor presentación del caballo.

Hoy a su cargo tiene once caballos de la Escuela de Equitación de “Chicureo”, y la Candelaria a su cargo. En su mayoría los caballos son de origen europeo y cada uno cuenta con su jinete.

HUILO HUILO Y LA CERCANÍA CON LA NATURALEZA

Alexis sabe que mientras más trabaja con estos nobles animales, más quiere su trabajo. En Neltume tuvo la posibilidad de trabajar en Huilo Huilo, y estuvo a cargo de las cabalgatas que ofrecía ese complejo turístico a sus visitantes. Trabajó codo a codo con Jacob Salgado, de quien tiene un buen recuerdo como compañero, trabajador y amigo. En esa labor comprendió la importancia de la dedicación al trabajo bien hecho, sobre todo cuando se habla de caballos, unos animales maravillosos.

En La Candelaria se ha hecho la fama y prestigio de buen preparador y le ha traído a su puerta ofrecimientos de trabajo en otros clubes, más reconoce cuando debe agradecer las puertas y manos ofrecidas por este Club y que le ha dado tantas satisfacciones, por lo que se mantendrá en La Candelaria, que le ha permitido crecer como persona y de pasada que una mejor calidad de vida para su naciente familia.

Ya vemos a un Alexis Becerra Burgos maduro para su edad. El trabajo, el sacrificio y su familia lo ha hecho un buen humano. «También los caballos nos aportan conocimiento», dice Alexis.  “Uno nunca es muy viejo, ni tan joven para ir por los sueños” dice. Se queda pensando y cierra con que tomó la decisión de salir sin miedo al fracaso, por lo que creo uno nunca debe abandonar los sueños y creer en uno mismo.

Al cierre de esta crónica de este joven, había ganado otro premio, en el Concurso de Caballos debutantes jóvenes de cuatro años. Se adjudicó dos “escarapelas”, que son lo que conocemos como medallas, en otras disciplinas, todo esto por el reconocimiento por la presentación del caballo y por haber estado entre los cinco mejores del torneo. Hoy trabaja con el mejor jinete de Chile, y eso ya es un premio.

«Mi objetivo a futuro es viajar con los caballos a los Juegos Panamericanos del Team Chile, y recorrer otros países representando a Chile como el mejor ordenanza del país» termina termina contando el neltumino.

GRACIAS ALEXIS BECERRA BURGOS.

Coñaripe, agosto 01 de 2019.


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